viernes, 9 de octubre de 2009

Sosiego

Planeta circular en una constelación blanca, una rosa se posa en mi hombro y me invita a dedicarle un poema, caminando por el cielo de pronto la vida y hasta la humanidad parece más aceptable, divertida y menos ofuscada. En cada sonrisa ese gesto de agotamiento, en cada caricia el calor de un padre, en cada abrazo el encuentro ideal entre alma y cuerpo, el alma unificada, el placer satisfecho, la mirada que resplandece, mientras que cada brillo propio alumbra la totalidad desde lo alto, medito y llego a una charla de café divertida con la paz, ella siempre en el equilibrio total, con la suavidad y la calma al hablar, me da la mano y en ese gesto entiendo todo, no hacía falta seguir la conversación toda mi parte existente, real, orgánica y pensante ya había entendido el concepto.

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