martes, 6 de julio de 2010

Importancia de la calma y la toma de decisiones

Pienso en algo simple, un error necesario que debe ser depurado cuanto antes, la insensatez de lo inmediato.
La secuencia es básica: una situación supuestamente amenazante o un tanto conflictiva y problemática abarca una parte significativa de nuestros pensamientos, esto es algo normal de las personas , pero ¿Qué sucede cuando esto nos bloquea completamente? al punto de paralizarnos diría, y el hecho es más agravante cuando estas situaciones son simples problemas cotidianos, resolubles en métodos normales, pero aquí la cuestión es la siguiente, llámese calma, tranquilidad, prudencia, reflexión o una suma de todas, ninguna de estas acompaña al sujeto desbordado y es por esto la maximización de la situaciones, y la consecuente nube que oscurece todo y bloquea en gran parte la vista.
Por este motivo que la prioridad numero uno debe ser siempre la calma, desde lo mínimo hasta lo macro-estructural, para explicitar el concepto imaginemos un partido de ajedrez con sus respectivos dos rivales, por un lado tenemos al jugador A, relativamente concentrado, adentrado en el juego, confiado en cada decisión y pieza que mueve. Por otra parte, del otro lado del tablero, comandando las piezas negras nos encontramos con el jugador B, a simple vista su lenguaje corporal expresa una imagen que transmite paranoia hasta a un budista zen, sus pelos revueltos constantemente por su mano derecha, por la izquierda y luego por ambas a la vez, un cigarrillo, un café, constantemente además unta sus dedos sobre su rostro. Sus decisiones como las de todo ser humano están basadas en el desconcierto total, no obstante este pequeño detalle parece abrumar por completo a nuestro jugador que en su cabeza repite constantemente “Voy a perder”.
Pues bien, mi intención no es enseñar, mucho menos ser binario y dilemático, ya que todos somos el jugador A y el jugador B, pero el objetivo es lograr el equilibrio necesario para discernir que grado de complejidad tiene una situación, que formas tengo de resolverla, cuando, en cuanto tiempo. Remarco lo de la anti-binariedad, debido a que seguramente el cierre de la historia sería A gana el juego, pero hay veces que realmente las situaciones nos desbordan, nos quiebran, nos desestabilizan, y nos bloquean , mayormente son momentos limite, fuertes, sorpresivos, y nos convertimos en el jugador B, buscamos el silencio, curamos las heridas, pedimos ayuda, descansamos, aunque sostengo que este comportamiento debe limitarse a diámetros especiales que sean de suma importancia. Mientras las situaciones sean manejables, y pensemos en un presente real, evitemos preguntas de momentos extremadamente lejanos, subamos paso a paso la escalera, y confiemos en nuestras decisiones, el rey nunca quedara en jaque pues nuestra vida estará configurada de tal manera que cada decisión esta enlazada a la otra, y siempre habrá una posibilidad de rearmar las estrategias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario