sábado, 15 de enero de 2011

Analogía del comienzo, el transcurso y su cierre.

Mas que la didáctica de los hipócritas, mas que el hambre de los vagabundos y el misterio del sol, mas que la otredad de lo siempre distinto, mas que aquel superhéroe y la doncella, el enemigo y los aliados, mas que el suspiro último de los dioses infinitos, mas que el presente de todo el tiempo y el destiempo, se inyectaba secretamente en mí esa parte irracionalmente desconocida de la literatura. Acaso en los comienzos fue tardío y difícil el aprendizaje, pero despertó en mi esa suerte de curiosidad explorativa y siniestra de los universos literarios, correctos e incorrectos, esta tendencia con el paso del tiempo me permitió conocer lugares inhóspitos del mundo de las letras, lugares secretos y verdades que destruyeron barreras y muros altos, así fui creciendo y leyendo, siempre un poco de todo y la nada a la vez, un poco holístico, un poco no.
En los escritos me escondí algunas veces, en otras fui el líder de guerras duras, en otros escritos simplemente fui, pese a las traiciones de las letras y la prosa, y en otras tantas también no fui, ya que las ideas no fueron lo suficientemente fuertes para volcarse en algo táctil, visible o corpóreo. Hay fuentes que leí y reí, y las que olvidé fue porque estaba sumergido en algún espacio muy profundo de la red. Ahora escribo, ahora grito; porque también es una forma de sentirse vivo y libre, si es que ambas palabras no son sinónimos. A su vez, internamente, al tratar de escoger un palabra, desmenuzaba su significado exacto original y desnudo, y cuantas disputas se han llevado a cabo por estas elecciones, ¿Escoger y elegir son iguales? ¿O son eternamente dispares?
Pero para ser sincero, no estoy acá, no, no en este lugar (¡que poco positivista! en el abuso de los “no”) por lo menos hoy no, estoy gozando de una licencia literaria en las playas de la creatividad y el placer de ser leído/escuchado, pero en este divague juego a ser real e irreal a la vez, siempre la dicotomía y el dilema, siempre una cosa frente a la otra, diría el viejo Fernando Pessoa. Es menester el análisis el tiempo, es mío, y si el lector espera algo, pues puede optar por seguir avanzando o caer en la suma de las lecturas muertas sin sentido, ¿cuantas veces leímos cosas que no nos llevaron a ningún lado? Es que ni siquiera yo lo se, quizás lleve al lector a un desenlace único, capaz lo guíe de la mano a ver un sol especial que rompa sus ojos cansado de tantas pantallas, de tantos píxeles, símil a cuando los españoles nos traían espejos, ¿si para que negarlo? Somos indios en la sangre, y no en un sentido despectivo, si no en un aire de grandeza y superioridad, mezcla de europeos pero indios al fin.
Hablo de Indios como el Indio Solari, astronautas de la vida y el silencio, siempre ahí, esperando a ser escrito el espacio, desde el arte rupestre hasta el infinito, quiero decir mil cosas y la desesperación de la falsa sensación de ser el dueño de una verdad me desespera, y por ese motivo terminare diciendo algo muy distorsionado de la idea principal.
Idea me dispara directamente a la palabra artista, son conexiones inconscientes, ¿y si los libros tendrían lenguaje no verbal además del escrito? ¿su finalidad y destino serían los mismos? Pero retomando la idea del artista, es peligrosa la definición así como banal, ser artista es ser casi un suicida, por eso deje de lado cuando pequeño la idea de ser artista, pero eso no quita que sea el artista de mi vida, pero hablo de artista de mi vida en otro sentido.
Y seguí preguntándome algo que no recuerdo, de la idea que pensé y luego vi que ya estaba llevada a cabo, seguí preguntándome hasta cuando, hasta cuando de algo que no se precisar, es que es difícil ser cien por cien objetivo cuando uno escribe, la sensación de saber de que alguien lea lo escrito, hace que uno se vuelva subjetivo de alguna manera. Y en el principio intenté escribir algo, luego trate de no arruinarlo y sobre el final simplemente me conforme de que los números cerraran.
Decodificando Cítricas Letras me siento, como en una especie de sinceridad de mis textos, su redacción, sobre el final la prueba de fuego, la corrección ortográfica, y en el transcurso jugar a ser alguien anónimo, y esta fue la pauta de ,cómo anuncié en la última publicación, darle comienzo al cierre del blog, el último año de Cítricas Letras esta creación que me alivio cual sistema hidráulico de la presión ejercido y el sobrepeso de silencio mudo. Hoy ya no necesito de esta idea, de este blog, pero el despegue así como cualquier cambio cuesta, así que definiría a esta etapa como el alejamiento paulatino y crónica del cierre, todo concluye, y esta no es la excepción.

1 comentario:

  1. Se van cayendo las hojas de las ideas en este otoño fiel, se le va acabando la acidez a las letras, ya no son tan cítricas, o será que ahora son sinceras, no será que ahora están desnudas, será que no quieren morirse y piensas asesinarlas, será mejor el cierre...mejor que decidas como padre que engendró este blog cuando será abortado.
    Saludos!!!

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